BIENVENIDOS AL BLOG DEL HOSPITAL DE HINOJO

(Marisol Farana-Fotografía)

BIENVENIDOS AL BLOG

"Solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos."

Este Blog fue pensado para romper prejuicios, discriminaciones negativas, y estigmatizaciones.

La palabra "estigma" (griego) significa "atravesar, hacer un agujero".

El término estigmatización se ha empleado especialmente para indicar que ciertos diagnósticos (entre ellos la enfermedad mental) despiertan prejuicios contra las personas así diagnosticadas.

El prejuicio es una actitud que refleja la disposición de las personas para actuar de una forma negativa o positiva hacia el objeto del prejuicio, sin analizar si existe alguna razón que justifique dicho comportamiento.

La discriminación es una consecuencia particularmente negativa de estigmas y prejuicios, por la cual individuos o grupos de una sociedad privan a otros de sus derechos o beneficios por su causa.

Creando Nexos es una propuesta dirigida a lograr vínculos entre la personas internadas en nuestro Hospital y la sociedad. La manera: exponer sus producciones artísticas y literarias, para que todos sepan que tienen cosas para mostrar y decir.

Creando Nexos = Visibilizar lo que no se ve

martes, 14 de junio de 2011

Cuestionando etiquetas

ADD, ADHD, TGD, TEA, TOD, TOC, Bipolaridad...

Manifiesto
Los abajo firmantes, profesionales e instituciones, consideramos
necesario tomar posición respecto a un aspecto clave de la defensa
del derecho a la salud, en particular en el campo de la salud
mental: la patologización y medicalización de la sociedad, en especial
de los niños y adolescentes.
Sostenemos que la construcción de la subjetividad necesariamente
refiere al contexto social e histórico en que se inscribe y que
es un derecho de los niños, los adolescentes y sus familias ser escuchados
y atendidos en la situación de padecimiento o sufrimiento
psíquico.
Tal como planteamos ya en el
la Salud sobre el llamado “Trastorno por déficit de atención con o
sin hiperactividad”
psicopatológicos y de terapéuticas que simplifican las determinaciones
de los trastornos infantiles y regresan a una concepción
reduccionista de las problemáticas psicopatológicas y de su
tratamiento”. Son enunciados descriptivos que se terminan transformando
en enunciados identificatorios.
En ese sentido, un manual como el DSM (Manual Diagnóstico yen sus diferentes versiones), que no toma en cuenta la
Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American Psychiatric
Association
historia, ni los factores desencadenantes, ni lo que subyace a un
comportamiento, obtura las posibilidades de pensar y de interrogarse
sobre lo que le ocurre a un ser humano.
Esto atenta contra el derecho a la salud, porque cuando se confunden
signos con patologías se dificulta la realización del tratamiento
adecuado para cada paciente.
A la vez, con el argumento de una supuesta posición a-teórica, el
DSM responde a la teoría de que lo observable y cuantificable pueden
dar cuenta del funcionamiento humano, desconociendo la profundidad
y complejidad del mismo, así como las circunstancias histórico-
sociales en las que pueden suscitarse ciertas conductas.
Más grave aún, tiene la pretensión de hegemonizar prácticas
que son funcionales a intereses que poco tienen que ver con los derechos
de los niños y sus familias.
En esta línea, alertamos tanto sobre el contenido como sobre el impacto,
que en el campo de la salud mental, tienen el DSM IV TR o el
DSM V (en preparación). Presentados inicialmente como manuales
estadísticos a los fines de una epidemiología tradicional, en las últimas
décadas han ocupado el lugar de la definición, rotulación y principal
referencia diagnóstica de procesos de padecimiento mental.
Con el formato de clasificaciones y recetas con título de urgencia,
eficiencia y pragmatismo se soslayan las determinaciones intra
e intersubjetivas del sufrimiento psíquico.

Por un abordaje subjetivante del sufrimiento psíquico
en niños y adolescentes – No al DSM

Consideramos que es fundamental diagnosticar, a partir de un
análisis detallado de lo que el sujeto dice, de sus producciones y
de su historia. Desde esta perspectiva el diagnóstico es algo muy
diferente a poner un rótulo; es un proceso que se va construyendo
a lo largo del tiempo y que puede tener variaciones (porque todos
vamos sufriendo transformaciones).
En relación a los niños y a los adolescentes, esto cobra una relevancia
fundamental. Es central tener en cuenta las vicisitudes de
la constitución subjetiva y el tránsito complejo que supone siempre
la infancia y la adolescencia así como la incidencia del contexto.
Existen así estructuraciones y re-estructuraciones sucesivas
que van determinando un recorrido en el que se suceden cambios,
progresiones y retrocesos. Las adquisiciones se van dando en un
tiempo que no es estrictamente cronológico. Es por esto que los
diagnósticos dados como rótulos pueden ser claramente nocivos
para el desarrollo psíquico de un niño, en tanto lo deja siendo un
“trastorno” de por vida.
De este modo, se borra la historia de un niño o de un adolescente
y se niega el futuro como diferencia.
El sufrimiento infantil suele ser desestimado por los adultos y
muchas veces se ubica la patología allí donde hay funcionamientos
que molestan o angustian, dejando de lado lo que el niño siente.
Es frecuente así que se ubiquen como patológicas conductas
que corresponden a momentos en el desarrollo infantil, mientras
se resta trascendencia a otras que implican un fuerte malestar para
el niño mismo.
A la vez, suponer que diagnosticar es nominar nos lleva a un camino
muy poco riguroso, porque desconoce la variabilidad de las determinaciones
de lo nominado.
Asimismo, las clasificaciones tienden a agrupar problemas muy
diferentes sólo porque su presentación es similar.
El DSM parte de la idea de que una agrupación de síntomas y signos
observables, que podemos describir, tiene de por sí entidad de
enfermedad, una supuesta base “neurobiológica” que la explica y
genes que, sin demasiadas pruebas veraces, la estarían causando.
El manual intenta sostener como “datos objetivos” lo que no son
más que enumeraciones de conductas sin sostén teórico ni validación
clínica. Es paradójico, porque una reunión de datos pasa a ser
supuestamente el modelo que se pretende utilizar para dar cuenta
de la patología psíquica, negando con esto toda exploración más
profunda y obviando la incidencia del observador en la calificación
de esas conductas.
Así, el movimiento de un niño puede ser considerado normal o
patológico según quién sea el observador, tanto como el retraso en
el lenguaje puede ser ubicado como “trastorno” específico o como
síntoma de dificultades vinculares según quién esté “evaluando” a
ese niño.
Esto se ha ido complicando a lo largo de los años. No es casual
que el DSM II cite 180 categorías diagnósticas; el DSM IIIR, 292 y el
DSM IV más de 350. Por lo que se sabe hasta el momento, el DSM V,
ya en preparación, planteará, gracias al empleo de un paradigma
llamado “dimensional” muchos más “trastornos” y también nuevos
“espectros”, de modo tal que todos podamos encontrarnos representados
en uno de ellos.
Consideramos que este modo de clasificar no es ingenuo, que
responde a intereses ideológicos y económicos y que su perspectiva
no hace otra cosa que ocultar la ideología que subyace a este tipo
de pensamiento, que es la concepción de un ser humano máquina,
robotizado, con una subjetividad “aplanada”, al servicio de una
sociedad que privilegia la “eficiencia”.
Esto también se expresa a través de los tratamientos que suelen
recomendarse en función de ese modo de diagnosticar: medicación
y tratamiento conductual, desconociendo nuevamente la incidencia
del contexto y el modo complejo de inscribir, procesar y elaborar
que tiene el ser humano.
En relación a la medicación, lo que está predominando es la medicalización
de niños y adolescentes, en que se suele silenciar con
una pastilla, conflictivas que muchas veces los exceden y que tienden
a acallar pedidos de auxilio que no son escuchados como tales.
Práctica que es muy diferente a la de medicar criteriosamente,
“cuando no hay más remedio” en que se apunta a atenuar la incidencia
desorganizante de ciertos síntomas mientras se promueve
una estrategia de subjetivación que apunte a destrabar y potenciar,
y no sólo suprimir. Un medicamento debe ser un recurso dentro
de un abordaje interdisciplinario que tenga en cuenta las dimensiones
epocales, institucionales familiares y singulares.
Entonces, en lugar de rotular, consideramos que debemos pensar
qué es lo que se pone en juego en cada uno de los síntomas que
los niños y adolescentes presentan, teniendo en cuenta la singularidad
de cada consulta y ubicando ese padecer en el contexto familiar,
educacional y social en el que ese niño está inmerso.

Firmas de profesionales e instituciones: Dr. León Benasayag; Lic. José Cernadas; Lic. Gabriel Donzino; Lic. Gabriela Dueñas; Dr. Osvaldo
Frizzera; Lic. Alicia Gamondi; Lic. Alicia Hasson; Lic. Elsa Kahansky; Dr. José Kremenchuzky; Lic. Beatriz Janin; Dra. Virginia López
Casariego; Lic. Silvia Morici; Lic. Mabel Rodríguez Ponte; Lic. María Cristina Rojas; Lic. Rosa Silver; Dra. Gisela Untoiglich; Dr. Juan Vasen.

Por consiguiente, los profesionales e instituciones abajo firmantes
consideramos que:

1) Los malestares psíquicos son un resultado complejo de múltiples
factores, entre los cuales las condiciones socio-culturales,
la historia de cada sujeto, las vicisitudes de cada familia y los
avatares del momento actual se combinan con factores constitucionales
dando lugar a un resultado particular
.
2) Toda consulta por un sujeto que sufre debe ser tomada en su singularidad.

3) Niños y adolescentes son sujetos en crecimiento, en proceso de
cambio, de transformación. Están armando su historia en un momento
particular, con progresiones y regresiones. Por consiguiente,
ningún niño y ningún adolescente puede ser “etiquetado”
como alguien que va a padecer una patología de por vida.

4) La idea de niñez y de adolescencia varía en los diferentes tiempos
y espacios sociales. Y la producción de subjetividad es distinta
en cada momento y en cada contexto.

5) Un etiquetamiento temprano, enmascarado de “diagnóstico”,
produce efectos que pueden condicionar el desarrollo de un niño,
en tanto el niño se ve a sí mismo con la imagen que los otros
le devuelven de sí, construye la representación de sí mismo a
partir del espejo que los otros le ofertan. Y a su vez los padres y
maestros lo mirarán con la imagen que los profesionales le den
del niño. Por consiguiente un diagnóstico temprano puede
orientar el camino de la cura de un sujeto o transformarse en invalidante.
Esto implica una enorme responsabilidad para aquél
que recibe la consulta por un niño.

6) Todos los niños y adolescentes merecen ser atendidos en su sufrimiento
psíquico y que los adultos paliemos sus padecimientos.
Para ello, todos, tan sólo por su condición ciudadana, deberían
tener acceso a diferentes tratamientos, según sus necesidades,
así como a la escucha de un adulto que pueda ayudarlo a
encontrar caminos creativos frente a su padecer y a redes de
adultos que puedan sostenerlo en los momentos difíciles.

Este texto es un borrador escrito por los miembros del forumadd a ser discutido
en el marco del III Simposio Internacional sobre Patologización de la infancia:
en la Ciudad de Buenos Aires, los días 2, 3 y 4 de junio de 2011.
El Manifiesto forma parte de la Campaña Internacional STOP DSM impulsada
en forma conjunta por el forumadd (Buenos Aires) y Espai Freud (Barcelona).
Si desea firmar el manifiesto, ingrese en: http://stopdsm.blogspot.com/
AGRADECEREMOS LA MÁXIMA DIFUSIÓN DE ESTE MANIFIESTO (al que seguirán otros de diferentes países).
Los grupos e Instituciones que deseen adherirse a la campaña, pueden enviar un correo a stopdsm@gmail.com
Buenos Aires, 2 de junio de 2011
PARA FIRMAR EL MANIFIESTO PULSAR AQUÍ
“Problemas e intervenciones en la clínica y en las aulas”
Consenso de Expertos del Área de(2005): “hay una multiplicidad de 'diagnósticos'
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MANIFIESTO A FAVOR DE UNA PSICOPATOLOGÍA CLÍNICA, QUE NO ESTADÍSTICA

MANIFIESTO A FAVOR DE UNA PSICOPATOLOGÍA CLÍNICA, QUE NO ESTADÍSTICA // MANIFESTE POUR UNE PSYCHOPATHOLOGIE CLINIQUE NON STATISTIQUE // MANIFEST A FAVOR D'UNA PSICOPATOLOGIA CLÍNICA, QUE NO ESTADÍSTICA. // MANIFEST FOR A CLINICAL NON-STATISTICAL PSYCHOPATHOLOGY // MANIFESTO POR UMA PSICOPATOLOGIA CLÍNICA NÃO ESTATÍSTICA

Mediante el presente escrito, los profesionales e instituciones abajo firmantes, nos manifestamos a favor de criterios clínicos de diagnosis, y por lo tanto en contra de la imposición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American Psychiatric Association como criterio único en la clínica de las sintomatologías psíquicas.
Queremos compartir, debatir y consensuar el conocimiento clínico -logía- sobre el pathos psíquico -padecimiento sintomático, que no enfermedad- a fin de cuestionar la existencia de una salud psíquica, estadística o normativa, así como la impostura clínica e intelectual del desorden, trastorno, enfermedad mental. También queremos denunciar la imposición del tratamiento único -terapias tipificadas para trastornos formateados- por el menosprecio que supone a las diferentes teorías y estrategias terapéuticas, y a la libertad de elección de los pacientes. En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones del padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos y a tratamientos exclusivamente paliativos para las consecuencias, y no para sus causas. Tal y como dice G. Berrios (2010) «Nos enfrentamos a una situación paradójica en la que se les pide a los clínicos que acepten un cambio radical en la forma de desarrollar su labor, (ej. abandonar los consejos de su propia experiencia y seguir los dictados de datos estadísticos impersonales) cuando en realidad, las bases actuales de la evidencia no son otras que lo que dicen los estadísticos, los teóricos, los gestores, las empresas (como el Instituto Cochrane) y los inversores capitalistas que son precisamente aquellos que dicen donde se pone el dinero». En consecuencia, manifestamos nuestra defensa de un modelo sanitario,donde la palabra sea un valor a promover y donde cada paciente sea considerado en su particularidad. La defensa de la dimensión subjetiva implica una confianza en lo que cada uno pone en juego para tratar aquello que en él mismo se revela como insoportable, extraño a sí mismo, pero sin embargo familiar. Manifestamos nuestra repulsa a las políticas asistenciales que persiguen la seguridad en detrimento de las libertades y los derechos. A las políticas que, con el pretexto de las buenas intenciones y de la búsqueda del bien del paciente, lo reducen a un cálculo de su rendimiento, a un factor de riesgo o a un índice de vulnerabilidad que debe ser eliminado, poco menos que a la fuerza.

Para cualquier disciplina, la aproximación a la realidad de su campo se hace a través de una teoría. Este saber limitado no tendría que confundirse con La Verdad, pues, supondría actuar como una ideología o religión, donde cualquier pensamiento, acontecimiento o incluso el lenguaje utilizado, está al servicio de forzar el re-ligare entre saber y verdad. Todo clínico con un cierto espíritu científico sabe que su teoría es lo que Aristóteles llamaría un Organon, es decir, una herramienta de acercamiento a una realidad siempre más plural y cambiante, y donde las categorías encontradas han de dejar espacio a la manifestación de esa diversidad, permitiendo así una ampliación tanto teórica como práctica. Esta concepción se opone a la idea de un canon, en el sentido de lo que necesariamente, obligatoriamente y prescriptivamente las cosas son y han de funcionar de determinada manera. Todos sabemos las consecuencias de esta posición que va de lo orientativo a lo normativo, prescriptivo para, finalmente, convertirse en coercitivo. Es ahí donde el saber se convierte en el ejercicio de un poder en tanto sancionador, en un sentido amplio, de lo que obedece o desobedece a ese canon. Ordenación de la subjetividad al Orden Social que reclaman los mercados. Todo para el paciente sin el paciente. Un saber sin sujeto ya es un poder sobre el sujeto. Autoritarismo científico, lo llama J. Peteiro. Por todo esto queremos manifestar nuestra oposición a la existencia de un Código de Diagnostico Único Obligatorio y Universal.

Por otra parte, el modelo a-teórico del que hace gala el DSM, y que se ha querido confundir con objetividad, nos habla de su falla epistemológica. Baste recordar su indefinición sobre qué podemos entender como trastorno mental, así como por salud psíquica. Los contenidos de esta taxonomía psiquiátrica responden mucho más a pactos políticos que a observaciones clínicas, lo que da lugar a un problema epistemológico muy grave.

En cuanto al método clasificatorio del DSM, constatamos que se puede clasificar, amontonar o agrupar muchas cosas, pero eso no es establecer una entidad nosográfica en un campo determinado. Por último, y en la misma línea que lo anterior, la estadística empleada en el DSM tiene un punto de partida débil: la ambigüedad del objeto sobre el que se opera, es decir, el concepto de trastorno mental. La estadística se presenta como una técnica, un utensilio que puede ser puesto al servicio de múltiples causas y de todo tipo. Son las personas quienes manejan los ítems y valores de base de la curva estadística, pero también quienes deciden el deslizamiento, más o menos hacia los márgenes de lo que se va a cuantificar e interpretar posteriormente.
En este contexto de pobreza y confusión conceptual, la próxima publicación del DSM-V supone una clara amenaza: nadie quedará fuera de aquello que se detiene, de lo que enferma. No quedará espacio para la salud, en términos de cambio, de movilidad, de complejidad o de multiplicidad de las formas. Todos enfermos, todos trastornados. Cualquier manifestación de malestar será rápidamente transformada en síntoma de un trastorno que necesita ser medicalizado de por vida. Éste es el gran salto que se realiza sin red epistemológica alguna: de la prevención a la predicción.
Umbrales diagnósticos más bajos para muchos desórdenes existentes o nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la población general, de esto nos advierte Allen Frances, jefe de grupo de tareas del DSM IV, en su escrito Abriendo la caja de Pandora. Refiriéndose a los nuevos trastornos que incluirá el DSM-V, este autor cita algunos de los nuevos diagnósticos problemáticos: el síndrome de riesgo de psicosis, («es ciertamente la más preocupante de las sugerencias. La tasa de falsos positivos sería alarmante del 70 al 75%»). El trastorno mixto de ansiedad depresiva. El trastorno cognitivo menor, («está definido por síntomas inespecíficos... el umbral ha sido dispuesto para incluir un enorme 13.5% de la población».) Trastorno de atracones. El trastorno disfuncional del carácter con disforia. El trastorno coercitivo parafílico. El trastorno de hipersexualidad, etc. Aumenta, por tanto, el número de trastornos y aumenta también el campo semántico de muchos de ellos, como el famoso TDAH, ya que se permite el diagnóstico basado sólo en la presencia de síntomas, no requiriendo discapacidad y, además, se reduce a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos. El diagnóstico de TDAH también se contempla en presencia de autismo, lo cual implicaría la creación de dos falsas epidemias e impulsaría el uso aumentado de estimulantes en una población especialmente vulnerable.
Si juntamos este manejo estadístico con la heterogeneidad temática de los grupos de trabajo, que se multiplican y que van desde la identidad de género, pasando por la adaptación de los impulsos, hipersexualidad, cambios de humor etc., no podemos obviar que las clasificaciones internacionales pretenden una autonomía total respecto de cualquier marco teórico, y por ende, libre de cualquier tipo de control de rigor epistémico. Sin embargo, no creemos que las clasificaciones y tratamientos puedan ser neutrales respecto a las teorías etiológicas, como se pretende, y al mismo tiempo ser neutrales respecto de la ideología del Control Social, e intereses extra clínicos.

Paul Feyerabend, en El mito de la ciencia y su papel en la sociedad, nos dice: «Básicamente, apenas si hay diferencia alguna entre el proceso que conduce a la enunciación de una nueva ley científica y el proceso que precede a una nueva ley en la sociedad». Parece ser, sigue diciendo este autor en Adiós a la razón, que: «El mundo en que vivimos es demasiado complejo para ser comprendido por teorías que obedecen a principios (generales) epistemológicos. Y los científicos, los políticos -cualquiera que intente comprender y/o influir en el mundo-, teniendo en cuenta esta situación, violan reglas universales, abusan de los conceptos elaborados, distorsionan el conocimiento ya obtenido y desbaratan constantemente el intento de imponer una ciencia en el sentido de nuestros epistemólogos».

Finalmente, queremos llamar la atención del peligro que supone para la clínica de las sintomatologías psíquicas, que los nuevos clínicos estén formateados, deliberadamente, en la ignorancia de la psicopatología clásica, pues, ésta responde a la dialéctica entre teoría y clínica, entre saber y realidad. Psicopatología clínica que ya no se enseña en nuestras facultades ni en los programas de formación de los MIR y PIR. Y sin embargo, se les alecciona en el paradigma de la indicación... farmacológica: universalización prescriptiva para todos y para todo, y que en nada se diferencia de una máquina expendedora de etiquetas y reponedora de medicación. El resultado que denunciamos es un desconocimiento de los fundamentos de la psicopatología, un escotoma importante a la hora de explorar a los pacientes y, en consecuencia, una limitación más que considerable a la hora de diagnosticar.

En tanto que el conocimiento es la forma más ética que tenemos de acercarnos a nuestra plural realidad, no ha de ser un problema la coexistencia de diferentes saberes sobre la complejidad del ser humano.

Por todo ello proponemos llevar a cabo acciones con el objetivo de poner límite a todo este proceso incrementalista de las clasificaciones internacionales, y trabajar con criterios de clasificación que tengan una sólida base psicopatológica y, por tanto, que provengan exclusivamente de la clínica.

Barcelona, a 14 de Abril de 2011

STOP DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) // (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM)

En el marco de la Campaña Internacional Stop DSM que impulsan distintas instituciones de Argentina, España, Brasil y Francia; el forumadd con el apoyo de la Fundación Sociedades Complejas. Proyectos en salud y educación produjeron el spot STOP DSM y redactaron el manifiesto "Por un abordaje subjetivante del sufrimiento psíquico en niños y adolescentes - No al DSM". Ambos documentos fueron presentados formalmente en el III Simposio Internacional sobre Patologización de la infancia: "Problemas e intervenciones en la clínica y en las aulas"

domingo, 12 de junio de 2011

En el Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero, en los últimos 15 años se externaron más de mil pacientes

¿EL FIN DEL NEUROPSIQUIATRICO?

En Romero, en los últimos 15 años se externaron más de mil pacientes

Mientras se debate la nueva ley de salud mental en la Provincia, que apunta al cierre de los viejos manicomios y desalienta las internaciones indefinidas, el neuropsiquiátrico Alejandro Korn de Romero redujo a casi la mitad su número de internos y 1.200 pacientes viven en casas de pre alta que funcionan en La Plata
Por FACUNDO BAÑEZ

















La estadística puede venir en forma de recuerdo.
Adriana Sánchez, del servicio social del centro Pre Alta de Melchor Romero -uno de los tres que funcionan en La Plata- lo sabe como nadie. "Cuando entré a trabajar en Romero -cuenta-, había poco más de dos mil pacientes. Me acuerdo como si fuera hoy: era el año 83 y nadie se podía llegar a imaginar lo que está ocurriendo ahora, más de veinticinco años después". Lo que ocurre ahora, en realidad, es parte de una tendencia mundial que apunta al cierre de los viejos manicomios y que comenzó en Europa, siguió en Brasil y, desde hace ya unos años, encontró anclaje firme en el neuropsiquiátrico Alejandro Korn de Melchor Romero. Allí, a tono con la nueva mirada que el mundo busca tener sobre la salud mental, en la última década y media se externaron 1.200 pacientes. Es mucho pero queda bastante: actualmente, las salas de aquel hospicio inaugurado a fines del siglo XIX agrupan 940 camas, de las cuales 640 son para personas en rehabilitación. De ellas, cerca del 50% son mayores de 60 años. Se estima además que apenas el 8% del total de pacientes recibe visitas. Y que la mayoría, la gran mayoría, está en condiciones de irse pero se queda por una sola razón: no tiene dónde.
La estadística es recuerdo y realidad.
"De los pacientes externados en los centros -dice Sánchez-, menos del 2% termina volviendo al hospital. Esa es la mejor prueba de lo innecesario que resulta una institución como el manicomio. Claro que para que desaparezca del todo se necesita de muchas cosas. No se trata sólo de una cuestión legal o de política sanitaria. Es más que eso. Es un cambio cultural, de conceptos. Se trata de entender un poco más qué es la salud mental".
Lo que dice Sánchez es parte de un viejo debate, de una historia que ya lleva varios años en discusión. ¿Se sabe de verdad qué es la enfermedad mental? Un misterio del alma, una posesión diabólica, un delito. Todas estas ideas han definido a la enfermedad a lo largo de la historia. Hoy, mucho tiempo después y pese a los avances de la psiquiatría, en la sociedad sigue existiendo el miedo a la locura y, lo que es aún peor, la discriminación o la burla -muchas veces televisada bajo el eufemismo de "bizarro"- a las personas con trastornos pisquiátricos. Curioso pero también natural, sobre todo si se tiene en cuenta que, según la OMS, el 25% de la población -lo que es decir 1 de cada 4 personas- sufrirá algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida.

PUERTAS AFUERA
Clic para ampliarEn La Plata funcionan tres centros de pre alta, los cuales a su vez coordinan la tarea de unas diez casas de convivencia -donde viven entre 3 y 4 pacientes- y algo más de quince pensiones para que, puertas afuera, los que salen de Romero puedan volver a dar su presente en la sociedad. Uno de esos centros está ubicado en 56 entre 9 y 10. Hay otro en 37 entre 6 y 7 -el "Pichon Riviere"- y un restante en 49 entre 17 y 18 llamado "Franco Basaglia", en homenaje al psiquiatra italiano.
Graciela Negri, jefa del servicio de externación, define lo que ocurre sin medias tintas: "Ya no se trata de una cuestión sanitaria -dice-. Lo que sucede con los internos de un neuropsiquiátrico es un problema social. Y lo peor es que la propia institución atenta contra el futuro de esos pacientes, porque a mayor tiempo de internación, más trabajoso se vuelve el proceso de reinserción en la sociedad".
Una externación jamás es un paso abrupto, sino un camino gradual que necesita transitar varias etapas. Si el paciente no tiene familia que lo reciba -algo que ocurre con la mayoría de los que están en Romero-, luego de una rehabilitación participa de los distintos talleres que tienen los centros de pre alta y, de ahí, tras varias entrevistas y un trabajo encarado por un equipo interdisciplinario integrado por psiquiatras, trabajadores sociales, enfermeros, talleristas y psicólogos, pasa a las llamadas casas de convivencia, donde comparten su experiencia del afuera con otros internos que también buscan la readaptación.
Clic para ampliarLo que sucede en nuestra región se repite en el país: más de mil personas con trastornos mentales abandonaron distintos manicomios sólo en 2010 para seguir con su atención en externaciones domiciliarias o dispositivos comunitarios. El dato se desprende de un relevamiento de las camas ocupadas en los establecimientos manicomiales de 16 provincias del país que realizó el Ministerio de Salud de la Nación. Según esa cartera, en los centros de salud públicos de la Argentina hay más de 10 mil pacientes psiquiátricos internados. El 80% de ellos está allí hace un año o más. Y al menos el 60%, se estima, continúan internados por razones sociales pasada la crisis que determinó el motivo original de la internación.
Cecilia López Santi, directora asociada del servicio de Psiquiatría de Melchor Romero, conoce esa cifras y apunta: "Lo que buscamos es que los externados puedan recuperar un proyecto de vida, que es precisamente lo que pierden en las instituciones. Por eso necesitamos que, una vez que se concreta su salida, haya una sociedad que los reciba. Necesitamos gente que quiera alquilarle propiedades a nuestros pacientes; a nuestros usuarios de salud mental. Actualmente hay muchos prejuicios y no todos se animan a alquilar sus casas a los pacientes o al propio hospital".
NUEVA LEY
Mientras el número de externaciones en Romero crece a medida que pasan los años, la Legislatura provincial debate por estos días todo el artículo de un proyecto bonaerense de ley, que se condice absolutamente con el espíritu de la nueva Ley de Salud Mental sancionada el 25 de noviembre pasado en el Congreso de la Nación. Sobre las condiciones que deben darse en nuestro territorio para que la futura ley sea de cumplimiento efectivo, Egidio Melía, director de Romero, asegura que "deben crearse primero todas las instancias que van a reemplazar al hospital monovalente. En eso trabajamos precisamente hace años, desde fines de los ochenta".
Lo que dice Melía se traduce en la nueva ley de Salud Mental nacional, que promueve la desaparición paulatina de los neuropsiquiátricos existentes y prohíbe la creación de nuevas instituciones de ese tipo, porque, según apunta, las acciones deben realizarse en una red de servicios de salud mental basados en la comunidad y la internación de personas con padecimiento mental debe ser un recurso terapéutico a utilizar sólo en situaciones excepcionales y en hospitales generales. "El manicomio lo que hace es eternizar las internaciones -dice Graciela Negri-, con todos los efectos que eso produce en el sujeto. Esto no implica que no se requiera en determinadas instancias internaciones. Para ello, justamente, tiene que estar el hospital general".
Al margen de lo que la ciencia comprueba y las estadísticas confirman, los especialistas en psiquiatría suelen invitar a echar un vistazo por el neuropsiquiátrico y después por las casas de pre alta para, recién con esa comparación a la vista, notar los cambios que se producen en los pacientes cuando están externados. "En el hospital se ve ese aplastamiento que todas las instituciones provocan -dice Sánchez-. Allí el sujeto no es sujeto, sino un simple número. Acá, en cambio, aprende a valerse por sí mismo y participa de talleres de pintura, de música, de escritura. Cuando el paciente tiene un lugar donde puede ser sujeto, donde puede ser escuchado, su situación cambia siempre para mejor".
Lo que apunta Sánchez y respalda Negri, López Santi o el propio Melía, entra en sintonía con algunas experiencias ya conocidas no sólo en el mundo sino también en nuestro país. Ejemplo de esto es lo que ocurre desde hace años en Río Negro, la única provincia del país que clausuró los manicomios para que las personas que sufren trastornos mentales pudieran vivir en libertad. La ley de desmanicomialización 2.440, aprobada en 1992 y considerada de avanzada para América latina, abolió en esas tierras del sur los institutos psiquiátricos públicos y privados, desterró el uso de electroshock y restringió los tiempos de internación. Esa experiencia, hay que decir, insertó una de sus raíces en un movimiento iniciado en Italia hace más de treinta años por Franco Basaglia, el psiquiatra que condujo la discusión por los derechos de los pacientes a la agenda política y que, con la sanción de la ley correspondiente, cerró el capítulo de los hospitales psiquiátricos en ese país europeo.
"Hacia ese lugar vamos -ilustra Melía-. Sabemos que el cambio no puede hacerse de la noche a la mañana. Por eso necesitamos de la nueva ley de Salud Mental. Una vez que la logremos, calculo que en cinco o siete años el neuropsiquiátrico de Romero ya no existirá más".

domingo, 5 de junio de 2011

Dalí y el Surrealismo desde el Psicoanálisis-Conferencia Lic. Ana Lauscher

Conferencia "Dalí y el Surrealismo desde el Psicoanálisis"
Disertantes: Lic. Ana Sofía Lauscher-Prof. y Artista Plástico Alejandro Cides